El eje de un retén debe cumplir con ciertos requisitos para que el labio de retención funcione correctamente y arroje una larga vida útil.
Configuración del eje: Libre de rebabas en el radio o bisel.
Material del eje: Son adecuados los ejes de acero al carbono SAE 1035//1045 o acero inoxidable. El latón, bronce y las aleaciones de aluminio, zinc o magnesio no son recomendables.
Rugosidad: La rugosidad del eje debe mantenerse dentro de ciertos límites. Si se exceden los valores máximos, el labio de retención se desgastará rápidamente. Por otro lado, si la rugosidad es inferior al mínimo requerido, la película de lubricación se romperá o desaparecerá, lo que aumentará la fricción, generando mayor temperatura y provocando el deterioro del labio de retención.
Dureza: En la mayoría de las aplicaciones, la dureza no deberá ser menor de 55HRC, con una profundidad de al menos 0.3mm. Sin embargo, para casos de velocidad periférica baja (menore a 8m/s) junto con una buena lubricación y la ausencia de contaminación los valores de dureza inferiores a 55HRC pueden ser aceptables .
Excentricidad del Eje: Se define la excentricidad como la diferencia entre el centro del eje y el del alojamiento. Esta condición es altamente perjudicial para la vida útil del retén, por lo que debe reducirse al mínimo posible.
Velocidad del Eje: Para una correcta actuación del retén, las velocidades máximas del eje depende del acabado de la superficie del eje, presión, temperatura, excentricidad, lubricamtes o fluído que se retiene, tipo de retén y otras condiciones. Se define que las velocidades del eje pueden aumentarse cuando el acabado de la superficie del eje mejora y la excentricidad se reduce.
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